Este proyecto consistió en la reforma completa de un ático con cubierta inclinada, aprovechando al máximo su singular arquitectura. El diseño se centró en crear dos dormitorios infantiles y una amplia zona de juego/zona living pensada como punto de encuentro, descanso y actividad.
Ambos dormitorios comparten una misma estética arquitectónica, con cerramientos oscuros que enmarcan el espacio y contrastan con los tonos claros predominantes en paredes y mobiliario, aportando profundidad visual sin perder luminosidad. Aunque mantienen una línea común, cada uno tiene su propia identidad cromática: uno en tonos azules suaves, que evocan calma y serenidad; y el otro con acentos en naranja, que transmiten energía y vitalidad.
El espacio de juego se concibió como una extensión natural de las habitaciones, con una atmósfera relajada y acogedora que invita a la creatividad y al movimiento. El resultado es un ático funcional y estimulante, pensado para crecer y cambiar con quienes lo habitan, sin renunciar a una estética cuidada y contemporánea.